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miércoles, 13 de febrero de 2008

El problema de los universales


Uno de los problemas filosóficos más importantes en la Historia es, especialmente en la Edad Media, el problema de los universales. Los universales son entidades abstractas, a saber: silla -pero no una silla en concreto-, pequeño -pero no algo pequeño en concreto-, etc. El problema es: estas entidades... ¿existen solamente en la mente o existen por sí mismos, anteriores a su aprehensión por la mente? ¿Realidad... o meramente lenguaje? Si son reales, ¿se dan en las cosas sensibles o independientemente de ellas? La dicotomía a debate era realismo-nominalismo.

Los realistas, postura predominante en Europa durante buena parte de la Edad Media, juzgaban, como Platón -realismo extremo-, que el conocimiento es conocimiento de universales reales inteligibles, que los universales existen fuera de la mente humana. El universal árbol existe antes que cualquier árbol o, al menos, no posteriormente a la existencia de un árbol particular. Cuando percibo un árbol, puedo aprehender, de un modo u otro, la esencia inmutable del árbol; ya sea por reminiscencia, fortuita o divinamente porque lo sensible se halla separado de lo inteligible -Platón-; ya por observación y entendimiento porque lo inteligible se halla en los objetos sensibles -Aristóteles.

Los nominalistas negaban la existencia objetiva de los universales y los reducían a abstracciones arbitrarias, a series de imágenes, a palabras -o a su significado convencional- sin necesaria correspondencia con la realidad objetiva. En la naturaleza solamente existen cosas singulares. Cuando profiero la palabra mesa no expreso más, según el nominalismo, que un conjunto de impresiones mías. Los conceptualistas, por otro lado, admitían la existencia de conceptos -no meras palabras-, pero, según ellos, por su mera existencia en el alma no habría de seguirse que se correspondieran con la realidad en cosa alguna. Son abstracciones de mi mente a partir de impresiones. Esta tesis fue altamente influyente en filosofías posteriores, y muy especialmente en el empirismo y en el positivismo -también en la ciencia moderna.

Desde el Renacimiento, el problema de los universales perdió importancia en las discusiones filosóficas. También por parte de los realistas modernos. A mi juicio, esto no se debe a un carácter trivial del problema de los universales sino a la elección general de una determinada respuesta implícita en cada filosofía, exceptuando aquellas que, por su carácter totalmente antimetafísico, han excluido de su proceder toda cuestión metafísica.

Ayn Rand (1905-1982) propondrá una nueva solución, con la ambición de ser definitiva, al problema de los universales. Según ella, los realistas definieron los universales como intrínsecos a las cosas -o bien anteriores a ellas, lo que Rand rechazaba con más fuerza-, y los nominalistas cortaron la implicación pensamiento-realidad.

Frente a los conceptos como entidades intrínsecas y frente a su concepción como abstracciones arbitrarias, Rand los define como objetivos pero no intrínsecos. Esto es:
  1. El conocimiento humano consta de conceptos.
  2. La mente forma conceptos -no vienen dados- al integrar -mediante la razón- los datos de los sentidos, en contacto con la realidad externa a la mente.
  3. Esta integración no es arbitraria sino que está referida por la realidad. La razón no es un martillo que golpea al azar, sino un selector certero de lo objetivo.
  4. Integrar supone discriminar. No puedo tener el concepto de rojo si todo en el mundo es rojo -obviamente, tampoco si todo en el mundo es verde. El conocimiento requiere percepciones de cosas similares y de cosas distintas.
  5. El hombre no tiene innatamente ningún conocimiento de la realidad objetiva, pero en todo conocimiento están implícitos ciertos axiomas, también objetivos -principios metafísicos. Todo lo que hay en la mente tiene su referente en la realidad.

Espero haberlo expuesto de forma aceptable.

A mi juicio, Ayn Rand rechaza el realismo absoluto pero opta por un cierto tipo de realismo. Habría que discutir si la respuesta de Ayn Rand es realmente novedosa, lo que niega Scott Ryan. Pero el haber pensado y expuesto una filosofía consistente en metafísica, epistemología, ética, política y estética, una filosofía desarrollada en torno a la idea de realidad objetiva, justifica que el nombre de esta filosofía tenga una sola palabra: Objetivismo. Esta filosofía es el individualismo más certero y honesto que un espíritu ha concebido.

3 comentarios:

Wm Gille Moire dijo...

¿Objetivos pero no intrínsecos? A ver si entendí la posición de Rand:

Según ella, el Árbol (la esencia inmutable del árbol) no existe en el Mundo de las Ideas. Tampoco es algo que está "en" los árboles particulares (como está, vgr, la madera "en" ellos). Pero tampoco es una palabra vacía a la que arbitrariamente le damos sentido y referencia. Ni Platón ni Aristóteles ni Occam. El Árbol (la esencia) estaría, según Rand, "en" cada árbol particular, pero no de una forma clara y distinta (como pensaba Aristóteles), sino de una manera no clara y difícil de descubrir. Para descubrirla, la Razón o la Intuición humanas tienen que esforzarse; tienen que mirar la realidad, abstraer algunas cosas, separar lo fortuito y accidental, formar un concepto, o tal vez una hipótesis, un pre-concepto mental (ensayo y error), y sólo después de ese todo ese proceso logran descubrir la esencia Árbol. La esencia Árbol está, pues, en cada árbol particular, pero no de una forma evidente como creía Aristóteles, sino de forma complicada; cuesta trabajo darse cuenta de que ahí está.

Si ésta es la postura de Rand (no sé si te interpreté bien), yo diría que es realismo; pero un realismo epistemológicamente no ingenuo.

¿Tiene importancia este asunto de los Universales? Yo digo que sí. Es plenamente vigente. Después de todo, todavía peleamos por cosas como el Bien, la Justicia, la Verdad, la Democracia, el Socialismo, el Hombre, etcétera. Seguimos matando y muriendo por Esencias.

¿Qué opinas de Wittgenstein? Si es imposible definir "juego", ¿no implica eso que no existe la esencia Juego? ¿Y qué hay de Popper? ¿No dijo él "Jamás preguntes '¿qué es?'"? (porque los humanos "no sabemos, sólo adivinamos").

Anónimo dijo...

Si ésta es la postura de Rand (no sé si te interpreté bien), yo diría que es realismo; pero un realismo epistemológicamente no ingenuo.

No diría que tu interpretación es incorrecta. En efecto, no es nada tal como un realismo ingenuo.

Para formar el concepto de árbol, tengo que percibir no uno, sino varios árboles y, además, cosas que no sean árboles -suelo, nubes, arbustos, ruido...

Y o bien los árboles que he visto tienen diferencias, o bien son diferentes mis percepciones -por la sombra, la luz, el entorno, etc. Pues Rand dice que formar un concepto requiere ambas cosas: diferenciar e integrar, siempre, nada sólo por diferenciación y nada sólo por integración. Sin descartar lo particular, no se puede conocer.

Si bien el concepto que formo por ver dos árboles y un monolito se corresponde con la realidad de los árboles, agrupa aún todo lo que los dos árboles tienen en común; necesito percepciones de más árboles para determinar lo esencial, la naturaleza específica del árbol. Sé qué es un árbol, es decir, mi concepto de árbol se corresponde con su naturaleza, cuando he descartado todo lo que hay de diferente, de particular en los árboles.

Con todo, cabe la posibilidad de error y debo validar mi conocimiento. Un concepto puede no ser válido, no corresponderse con la naturaleza de lo referido. Pero no se cae aquí en el conceptualismo: puedo validarlo de acuerdo a un criterio objetivo del conocimiento. Mediante la lógica y los principios metafísicos válidos puedo saber con certeza si mis conceptos se corresponden con la realidad. Pero siempre están referidos por algo real.

Según lo que entiendo de Popper, cuantos más árboles vea más seguro puedo estar de qué hay de común en todos los árboles, pero la inducción no da lugar a certezas, a seguridad absoluta -Hume y el Sol. Lo que haré será postular una teoría que será refutada si se encuentra un árbol que no cumpla algo de lo que he dicho de los árboles, supongo.

Pero si mi concepto de árbol es válido, entonces, si alguien encuentra cualquier cosa que no entra en esa categoría, sencillamente no es un árbol.

De todas formas, la respuesta de Rand al problema no es clara. En mi opinión, no tuvo por qué rechazar el realismo. El rechazo explícito del mismo ayuda poco a entender su epistemología.

No conozco de la filosofía de Wittgenstein más que un par de cosas -lo de juegos del lenguaje y tal- pero supongo que es contrario a mi pensamiento, ya que yo tengo una concepción idealista del Universo, idealista en esta definición de Rescher: cualquier filosofía que niegue cosas en sí incognoscibles, que defina la realidad como lo conocido o cognoscible, es una forma de idealismo. Y lo que se conoce puede expresarse, de un modo u otro.

Wm Gille Moire dijo...

Imagina que observas 100 mil árboles. En todos encuentras lo siguiente: Todos

a) son plantas perennes,

b) de tronco leñoso y elevado,

c) se ramifican a cierta altura del suelo,

d) tienen un ave posada en alguna de sus ramas.

De este primer ensayo extraes la conclusión de que x es un árbol ssi x tiene a,b,c,d. Esas cuatro propiedades constituyen, juntas, la esencia del árbol.

Pero luego sueñas un ángel, y el ángel te dice que la propiedad d) es accidental, no es parte de la esencia de los árboles.

Viajas a otros planetas, observas un millón de árboles, y encuentras lo mismo: todos los árboles obsrvados tienen a,b,c,d.

Te surgen dudas. ¿Debes creer en lo que ves, o más bien debes creerle al ángel?

Tan dubitativo estás, que esa misma noche tienes una pesadilla. Un demonio te dice que has caído en un grave error: te has puesto a observar no árboles, sino lo que tus prejuicios y presuposiciones te hacían creer que era un árbol. Y que los los verdaderos árboles, los que deberías haber observado, no tienen a,b,c,d, sino e,f,g,h.

Nuevas dudas te asaltan. ¿Te engañan tus ojos, o te engaña el ángel, o te engaña el demonio?

Ya no sabes qué hacer. No sabes cuál es el concepto válido. Desesperado, consultas el diccionario de la RAE. Y éste le da la razón ¡al ángel!

Y entonces llega la ansiada paz. En adelante, ningún árbol, o nada que parezca árbol, podrá refutar tu concepto de árbol. Tú ya sabes lo que es un árbol, y sabes diferenciarlo perfectamente bien de los no árboles y de los sub-árboles.

Y esa misma noche sueñas a Ayn. Y ella te dice: "Muy bien, Eigen. Ahora haz exactamente lo mismo con los humanos".

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La pregunta es: ¿descubriste realmente la esencia de los árboles y de los humanos, o simplemente hiciste explícitas tus presuposiciones?

Yo pienso que lo segundo.